lunes, junio 16, 2025
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La resistencia silenciosa de la urbanización “La Florida”

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Siempre he querido escribir un libro sobre las urbanizaciones de Caracas. Aprovechando el espacio de Globomiami, compartiré reseñas y crónicas de algunas de ellas, desde el día de hoy, comenzando en La Florida, donde nací, crecí y luego tomé otro rumbo, como tantos vecinos, a causa de la inseguridad y la crisis. 

La resistencia silenciosa de la urbanización "La Florida"

En días recientes he tenido ocasión de volver ahí, como reportero, para redescubrir sus lugares, historias y secretos. 

La Florida, tal como Caracas, es un gigante dormido, a la espera de ser resucitada y renovada.

En adelante explicaré por qué tiene todo para resurgir, cuando el país se enrumbe por un mejor destino.

Incluso ahora nos invita al cambio, dando señales de resistencia dentro de los límites que impone el estado fallido.

Su ubicación estratégica, en la capital, la convierte en un sitio de paso ideal, conectando al este y el oeste, a través de sus fronteras con el Country Club, Plaza Venezuela, la avenida Libertador, la avenida Andrés Bello, la Campiña y las Palmas.

La resistencia silenciosa de la urbanización "La Florida"
Colas para echar gasolina asoman el perfil distópico.

En sus calles habitan ciudadanos de clase media, especialmente, pero también de los sectores bajos y altos de la economía.

El barrio Chapellín figura en su imaginario urbano, concetrándose en el Ecuador de su continente.

Las familias pudientes todavía se ubican en la zona norte de la urbanización La Florida, lindando con el Ávila entre árboles y vestigios del pasado de una pujante selva húmeda.

No en balde, recuerdo una infancia de explorador que se extasiaba cada vez que encontraba una serpiente escondida, bajo una roca, en uno de los hermosos jardínes del edificio Dorávila, un clásico residencial de tres torres, actualmente venido a menos.

Nosotros salimos de ahí, porque atracaron y golpearon a mi papá con una pistola, hasta abrirle una herida en la cabeza.

Después fuimos víctimas de un robo en el apartamento, un lunes en la mañana.

Finalmente, los saqueos devastaron el clima de armonía de la urbanización, decidiendo una necesaria e inminente mudanza.

Lo evoco con nostalgia a la distancia, elaborando el duelo de una típica familia de clase media, como la nuestra, cuyos sueños y proyectos empezaron a truncarse por las pesadillas del contexto.

Nunca dejamos atrás a La Florida, siempre nos acompañó en la memoria y el hábito de regresar a sus pendientes, a su laberinto montañoso.

Para no narrarles un relato pavoso del vano ayer, que no soy experto, les aportaré algunos datos.

La resistencia silenciosa de la urbanización "La Florida"
El resumen de Wikipedia.

Al tratarse de una urbanización de acogida generosa de inmigrantes, mi vida temprana se desarrolló gracias al intercambio con familias judías, italianas, españolas, colombianas, lusitanas y peruanas.

El dueño del abasto más famoso, “Mi Negocio”, era el señor Francisco, de origen portugués. Un hombre trabajador que, en la imagen de un comerciante modesto, supo interpretar y leer una oportunidad del mercado, creando una empresa exitosa con visión de futuro.

Empezó con un local pequeño que logró ampliarse y erigirse en ícono, ofreciendo empleo y productos a los residentes.

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El señor Francisco era paciente, un humilde servidor, atendía a mis pedidos y generalmente me fiaba en el compromiso de honrar mis deudas. Él era así, y de tal modo se metió a La Florida en un bolsillo.

Por eso, cuando lo saquearon, sentimos una grieta y una traición, vivimos como propio su dolor y pena, delante de su negocio vandalizado y vaciado. 

Me da esperanza y fresco constatar que su emprendimiento permanece, a pesar de los embates del castrocomunismo.

La resistencia silenciosa de la urbanización "La Florida"
Mercado “Mi negocio”.

De igual modo, es digno de mención la persistencia de colegios como el alemán Humboldt y el italiano Augustín Codazzi, la conservación del centro de arte Daniel Suárez, la actividad de las iglesias de la Chiquinquira y la ortodoxa griega, las inolvidables panaderías con sus deliciosos cachitos y el pan caliente del día, la famosa venta de empanadas chilenas y el inconmovible centro comercial, al que todos dábamos por muerto, pero que continúa en su terquedad silenciosa, como un boxeador estoico que aguanta sus rounds adversos sin inmutarse.

Por ahí estuvimos y compramos una sandía hermosa, que nos alegró el paseo.

La resistencia silenciosa de la urbanización "La Florida"
Comprando patilla.

Hay bancos, talleres, boticas, farmacias, librerías, funerarias, viveros, clínicas y restaurantes que albergan ilusiones de redención, que anhelan la posibilidad de reencontrarse con un entorno menos hostil.  

En La Florida conocí el Shabat por la invitación de una empática generación hebrea. Me asombré con los sabores y la cantidad de platos, siendo apenas un chico de diez años.

La resistencia silenciosa de la urbanización "La Florida"
Centro de Arte Daniel Suárez.

En la Florida pude enlazarme con personas ilustres que no caben en una crónica.

Apenas enumerar nombres y apellidos connotados:

El Doctor Jacinto Convit. Le dediqué mi mejor documental desde su casa. 

Andrés “El Gato” Galarraga, de Chapellín para las grandes ligas y el mundo.

El centro Uslar Pietri. No me canso de recomendarlo.

El Cardenal Urosa Savino. También le dediqué un documental que ganó el premio Monseñor Pellín.

Ani Villanueva, artista plástico. Me enamoré de su hija Penélope y fuimos juntos al colegio Santiago de León de Caracas.

Las hermanas Lasala, de una estirpe de grandes arquitectos y diseñadores.

Solveig Hoogesteijn. La cineasta más taquillera de Venezuela. Mentora y gestora cultural de excepción.

Carlos Cruz Diez. En su taller de Chapellín nos abrió las puertas, como un maestro y benefactor.

Álvaro Cordero. Uno de los mejores compositores musicales de Venezuela. Tuve el privilegio de contar con sus partituras en un proyecto de Vale Tv.

Don Jóvito Villalba, político e insigne firmante del Pacto de Punto Fijo.

One Chot. Músico, comunicador y defensor de derechos humanos. Pertenece a una de las familias más prominentes de La Florida. Su papá es el escritor Alfredo Chacón, su mamá es Luna Benitez, una infatigable editora y promotora de talentos. 

Me quedo corto y pido excusas por las omisiones de rigor.

Escribo al calor de una época con toda suerte de dificultades en una república que tortura y persigue a la disidencia, al periodismo libre.

Sirva mi experiencia, como investigador de campo, para profundizar en la materia e invitarlos a ustedes a cerrar el cuadro de honor de La Florida, una urbanización caraqueña donde pueden coexistir las diferencias, sin que la sangre llegue al río.

La violencia es azuzada por quienes irresponsablemente quieren alebrestar resentimientos y odios primitivos.

No es con una guerra que se va a salvar a La Florida.

Es con gestión y el afecto que merece su reconstrucción.

Mientras los partidos demoran en reaccionar y responder, las buenas personas de la Florida trabajan actualmente por imprimirle decoro y dignidad a su paisaje.

Les agradecemos infinitamente su voluntad de conservación.

Este reportaje contó con el invaluable apoyo de Malena Ferrer en la producción.

Sergio Monsalve es Director Editorial de Globomiami. Nació en la “Quinta Castañuela” de La Florida.

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